jueves, abril 28, 2011

KINKY

Doy por terminada la singladura swinger. En ella escribí un diario con mis experiencias reales al cien por cien.  Un corsé que hoy siento demasiado apretado; necesito soltar un poco los cordones y permitirme fabular, imaginar, especular, reflexionar, divagar, ilusionar, jugar, improvisar, delirar...

¿Por qué Kinky? Porque cuando creces buscas un espacio donde sentirte más cómodo. Durante dos años me etiqueté como ‘swinger’, pero el concepto se me ha ido haciendo con el tiempo más y más pequeño. Hasta encogerse tanto que he mudado la piel. Me siento más desahogada siendo kinky o ‘pervertidilla’, en la traducción que más me gusta de este vocablo anglosajón. 

Bienvenidos a KINKY BUSINESS, mi nuevo escondite.

Amanda