lunes, julio 18, 2011

COBARDE


Un bonito vestido. Sí. Eso es lo que le vendría bien ahora, el complemento ideal a las uñas recién pintadas de negro, al conjunto de lencería de blonda, negro también, y las medias de rejilla que van ciñendo su carne como manos ávidas. Un vestido, murmuró, mientras el deseo seguía creciendo entre sus piernas. Un vestido, ¡maldita sea!  Ojalá pudiese ponerme un vestido,  pensó mientras se masturbaba  frente al espejo. Después, con infinito cuidado fue guardando su disfraz en los cajones del armario de su mujer. Maldijo en silencio su pasión compulsiva por las enanas y su cobardía.

lunes, julio 04, 2011

NYOTAIMORI, NANTAIMORI Y CHOCOLATE



El y ella desataron sus kimonos, y desnudos, se tumbaron en la mesa. Después las flores, pétalos de color decorando esa piel magnífica. Luego, los comensales fueron colocando las viandas sobre ellos,  mientras todos mirábamos, arrobados, como esa piel se iba cubriendo, palpitante, de rollitos de sushi y sashimi. Ellos, la nyotaimori  y el nantaimori, inmóviles y anhelantes, esperaban. Cuando todo estuvo listo, comenzó la orgía de los sentidos: observar, escuchar la respiración pausada, el movimiento involuntario y casi imperceptible de las piezas de sushi sobre el pecho, subiendo y bajando levemente, al compás del aire que entraba en sus pulmones, tomar con los palillos, o con las manos, cada pieza, rozando de pasada la piel de la bandeja, sintiendo su palpitar debajo, calentando el sashimi a su temperatura perfecta, esa piel.


Cuando sobre los cuerpos solo quedó el deseo y las flores,  ellos se levantaron y se unieron a la fiesta (previo paso por la ducha, que somos limpitos).

Y entonces, llegó el postre.



Se desbordaron emociones, el chocolate salpicó cada rincón de ese cuerpo, la fruta lo cubrió, y todos lamimos chocolate y uvas, chocolate y sandía, chocolate y piña, chocolate y piel.

Chocolate y piel y orgasmos encadenados y besos con un dulce sabor.

Gracias, pieles de porcelana, por tan magnífico regalo.