sábado, octubre 29, 2011

CRACK


Ella nunca sospechó de sus lunes al sol. El seguía acudiendo a la oficina cada día. Se compró un coche más caro, siguió vistiendo de Armani, volando de Tokio a New York, regalándole flores y lencería de diseño.

Por eso, la noche en que la arrastraron a una despedida de soltera, no pudo soportar encontrar allí a su marido, desnudo y bailando, convertido en el gigoló de la fiesta. La ambulancia llegó demasiado tarde.

1 comentario:

  1. Menudo microrelato y que intensidad, invita a la imaginación al lector... Pero siempre descubrimos la cara más desnocida cuando menos nos lo esperamos.
    Besos, Héctor

    ResponderEliminar